En 2023, según el Instituto Nacional de Estadística, hubo 76.685 divorcios, en 2022, 81.302 y en 2021, 86.851. Tras el COVID-19, el índice parece descender, pero la realidad es que se debe a otros factores como la citada pandemia. La fragilidad matrimonial y los agravios sociales que conlleva, presenta una gran preocupación en nuestras familias.

El gran director y guionista, Javier Fesser, no ha querido dejar pasar la oportunidad de reflejar en su nueva serie “Custodia repartida”, como este momento forma parte del ciclo vital de un porcentaje elevado de parejas. Desde la terapia en muchas ocasiones, es abordada como una de las experiencias más traumáticas que puede sufrir una persona, produciendo desequilibrios emocionales y físicos significativos. Su impacto no solo afecta a los protagonistas en primera persona, cónyuges e hijos, sino que repercute en muchas ocasiones en las familias de origen, quienes suelen convertirse en apoyo logístico para favorecer la conciliación y en muchas ocasiones económico, suponiendo el retorno a la convivencia de hijos “que ya salieron del nido” con toda la reestructuración de roles que moviliza.
Dentro de todo este proceso, hay un marco legal que a muchas familias les cuesta abordar, y con ello quiero reflejar la importancia del valor simbólico que le damos a las palabras.La palabra “demanda” la mayoría de las personas con las que hablo, le adjudican un valor negativo, de denuncia y acusación, es importante reconceptualizar esta definición. ¿Qué pasaría si en lugar de “demanda” lo nombráramos “comunicación”?
La realidad es que una “demanda de separación” de lo que habla es de la comunicación de la ruptura del vínculo conyugal entre personas, que aunque no estuvieran casadas, se entiende que en el momento que han tenido un hijo en común mantienen “un contrato conyugal de hecho” por lo cual es necesario el entablar unos acuerdos de organización familiar. La mayoría de las familias evitan iniciar este procedimiento, pensando que al igual que durante la relación de pareja se organizaban, por qué no van a poder hacerlo ahora “queremos llevarnos bien…ser amigos”. A veces reflexiono si muchas separaciones no se evitarían, haciendo un acuerdo parecido en el momento de inicio de la conyugalidad.
Pero sin desviarnos del tema, la redacción de un “convenio regulador donde se reflejen las medidas paterno-filiales” es el mejor instrumento para conseguir lo que indica el título de este artículo. Supone poder dejar por escrito el compromiso de los acuerdos alcanzados en esta nueva organización, sin perder de vista el bienestar de los/las menores. Supone el instrumento, “el manual de instrucciones de un juego” el cual la familia podrá consultar en caso de que haya dudas sobre las reglas, siempre que no haya acuerdo y así evitar las disputas, resolviendo las diferencias de una manera fácil.
Retrasar el procedimiento, en la mayoría de las ocasiones, donde la separación ha sido de mutuo acuerdo y con buena voluntad al entendimiento por ambas partes, supone la generación de conflictos que son evitables. No hay que olvidar, que durante una larga temporada de tiempo, ambos progenitores, se van a ver sumergidos en la reestructuración de sus propias vidas, con toda la implicación que ello supone, y a veces, el rencor, la visceralidad, el reajuste de la perdida de proyectos no cumplidos, nos hace perder el objetivo, “que los hijos e hijas no sufran en este proceso” .
En la actualidad, hay diversos servicios tanto públicos como privados, para el acompañamiento en el proceso por parte de profesionales, que desde una manera objetiva, ayudarán a recoger los intereses y necesidades de todas las partes, pero sobre todo de los niños, niñas y adolescentes, que estén implicados como hijos en el proceso. Este instrumento es muy necesario para ayudar a los hijos e hijas en todo este proceso que marcará su vida, proporcionarles seguridad. Mi recomendación es no retrasar este trámite.
Por: Alicia Nájera Rodríguez
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Comentarios
Hola Alicia, gracias por abordar este tema y poner la importancia en hacer las cosas bien y organizadas. He visto separaciones de todo tipo y desde luego las que tenían los temas cerrados y bien organizados de inicio, han tenido menos dificultades cuando han surgido problemas en el después. Sobre todo en lo que concierne al bienestar de los niños y niñas que deberían ser siempre nuestra prioridad. Muchas gracias. Un abrazo
Gracias Alicia por este artículo, tan completo y ajustado a la realidad. La traducción que hace del concepto de "demanda" por el de "comunicación", resulta esclarecedor y ofrece una visión más positiva de una situación que de base es triste y compleja. El divorcio o separación, culturalmente en España, siempre se ha valorado como fracaso y motivo de conflicto, a pesar de las graves consecuencias que ésto puede tener sobre los hijos. En este sentido, coincido con su visión sobre la conveniencia de que se elabore entre los adultos un convenio regulador que evite los conflictos que puedan ser innecesarios. Quizás se podría realizar este tipo de acuerdos, incluso, antes de la ruptura de la pareja, cuando están a bien? Sería algo novedoso para nuestra cultura y rompedor con Las pautas sociales...
Me parece muy necesario la reflexión que planteas, de hecho yo iría un paso más allá. Soy partidaria en el momento de comprometerse con alguien en pareja, sin obviar que es un proceso emocional, precedido de un enamoramiento, planes de futuro etc. Si damos por buenas, a la hora de elegir pareja, algunas cuestiones como: "¿quiere tener hijos?¿será un buen padre/madre? etc habría que ser consecuente y hacernos la siguiente pregunta ¿qué pasaría si esta relación termina y tenemos hijos? ¿le veo, la veo, me veo capaz de actuar con madurez, responsabilidad y primando el bienestar de nuestros posibles hijos? ¿o por el contrario, intuyo que tanto él o ella, como yo, es posible que caigamos en rencores, o luchas de poder que podrían generar infelicidad a nuestros hijos"? De la misma manera que nos hacemos un seguro de accidentes o de vida y no pensamos morir, ¿es muy drástico, que antes de formar pareja con alguien, tratemos de reflexionar sobre el grado de madurez y responsabilidad que percibimos tener, en caso de ruptura de la misma con hijos de por medio?