Hermanos y hermanas

El subsistema fraternal, es el primer grupo en que aprendemos dinámicas relacionales.  Aunque entre hermanos y hermanas no existe una jerarquía estipulada, sí existe una relación donde se establecen dinámicas de poder o de autoridad, dependiendo de si eres el mayor, el pequeño/a o si estas en el medio. En la crianza, es importante ser conscientes de si realizamos diferencias en los roles de género. Existen sesgos muy interiorizados y podemos reproducirlos en detalles del día a día sin darnos cuenta,... a todos nos pasa.

En el grupo de hermanos/as aprendemos a  negociar, cooperar y competir.  Es el primer subsistema en el que se establece una relación entre iguales consolidada en el apoyo y la gestión de las diferencias, sirve para entrenar las habilidades sociales. Fomenta la tolerancia de perspectiva frente al mundo ya que cada hermana/o va a tener una perspectiva diferente de la misma familia.

Entre los hermanos y hermanas se establecen códigos de comunicación, sobre cómo podemos expresar y manifestar nuestros pensamientos, ideas, emociones,  cómo hacemos partícipe al otro de nuestro  enfado,  decepción o cómo expresamos  afecto.

Si bien es cierto que el hermano o hermana mayor o el/la que demuestre mayor aptitud, puede adquirir un rol de mayor responsabilidad y cuidado hacia los/las menores. Como cuidadores, debemos de observar que esa responsabilidad no sea excesiva, sustituyendo en ocasiones el rol de los progenitores o responsables cuidadores y suponiendo una sobrecarga para el hijo o la hija.

En la actualidad 3 de cada 10 hijos crecen sin hermanos, esto no significa que estas destrezas no puedan ser entrenadas en otros contextos con una amplia red de iguales, ( familiares o  amigos).

Tanto desde las instituciones y así lo ampara la LOPJM (La Ley de Protección jurídica del Menor, “reconoce el derecho de los hermanos a no ser separados en el caso de que una situación de desamparo los obligue a ser ubicados fuera de su hogar “(Art. 21 y 5º disposición final) y LOPIVI (La Ley Integral de Protección a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia. 2021 ) como desde las propias familias, existe una responsabilidad en fomentar estos vínculos de fraternidad de una manera sana para el adecuado desarrollo de los/las menores y adquisición de habilidades para la edad adulta.

 

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